El ganadero José Antonio Kusanovic alimenta a sus perros protectores de rebaños. Cuenta con alrededor de 50 perros que entrena para el pastoreo de ganado. Trabaja con distintas razas como las españolas pastor del Pirineo y el mastín Pirineo, Maremma de Italia, Kangal de Turquía y Tatra de Polonia. Desde que comenzaron con la crianza y adiestramiento de estos animales, los predadores dejaron de acercarse a los ganados.

En la inmensa y helada Patagonia, José Antonio Kusanovic se describe como "una especie media rara en extinción". Dice que no teme vivir en soledad. Desde hace tres generaciones que su familia ha subsistido de la ganadería y el campo en la Región de Magallanes, Chile.
“A donde van los animales nosotros vamos”. Así describe el ganadero su trabajo de toda la vida. Y esa tarea no la ejerce solo, sino que con sus perros pastores. En un principio eran los perros arrieros como el barbucho. Un animal capaz de guiar a dos mil ovejas por su cuenta.
Pero también en el camino se fueron presentando otros desafíos, entre ellos, la depredación. Era común que pumas y zorros colorados visitaran los terrenos a comerse el ganado. ¿Cómo lograr la armonía entre la vida silvestre y la presencia del ser humano? 
Los ganaderos de la Patagonia recurrían a la caza. José Antonio lo describe como "un remedio a una enfermedad", pero no era la cura. Esto cambió cuando los Kusanovic-MacLeod encontraron una solución: la crianza de perros pastores protectores del ganado, práctica poco habitual en Sudamérica. Desde entonces, José Antonio se dedica a la crianza y adiestramiento de perros protectores y arrieros en su estancia en colonia Isabel Riquelme, Puerto Natales.
"Entre pampa, hielo y perros pastores" explora el trabajo de uno de los tantos ganaderos de la vasta y silenciosa Patagonia y su estrecha relación con los perros pastores.

El viento característico de la zona, direcciona las ramas de los árboles nativos en sentido contrario. Los fuertes vientos provienen del suroeste y oeste. Puede variar su intensidad entre 15 a 20 km/h e incluso alcanzar los 120 km/h en verano.

Retrato de José Antonio Kusanovic. "A donde van los animales nosotros vamos". Así describe el ganadero su trabajo de toda la vida. Kusanovic recuerda que cuando le contó a su padre que se iba a casar con Tamara MacLeod, nacida y criada en Puerto Natales, él le respondió que tenía sentido que fueran el uno para el otro, ya que eran "dos salvajes" en la Patagonia.

El abrigo y sombrero que usa José Antonio para salir a trabajar. Su familia ha vivido desde hace más de 100 años en la Región de Magallanes.

Durante el amanecer, José Antonio Kusanovic se prepara para salir junto a sus perros pastores. Lo acompañarán a buscar unas vacas perdidas.

Corral de la estancia en colonia Isabel Riquelme. La familia Kusanovic-MacLeod busca contaminar lo mínimo. Producen su propia electricidad mediante el uso de molinos de viento.

Un perro magallánico o también conocido como barbucho sube a la camioneta por órdenes de Kusanovic. Este perro pastor es conocido en la Patagonia por su gran capacidad de trabajo. Expertos concluyen que llegó alrededor de 1870 desde las Islas Malvinas. Se cree que el perro originario era un descendiente mestizo del pastor de Los Pirineos que se mezcló con muchas razas de ovejeros hasta generar el barbucho chileno.

Perros pastores miran entre las barreras de metal de la camioneta esperando a que el ganadero los deje salir a trabajar.

Galpón de esquila de ovejas.

José Antonio Kusanovic busca comida para sus perros ovejeros. En el fondo se ve la lana de oveja que quedó de la esquila.

Un atardecer lluvioso en la entrada de la estancia en colonia Isabel Riquelme.

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